viernes, 22 de noviembre de 2013

Washington muestra sus cartas en Chaco






 Fotos tomadas de la Internet.


El gobernador de la provincia del Chaco, Argentina, otorgó el permiso al Comando Sur de Estados Unidos (COSUR) para instalar una base militar de “ayuda humanitaria.” Según reportes periodísticos, el edificio será inaugurado en el predio del aeropuerto Resistencia _capital de la provincia norteña del Chaco_ y se encuentra en la fase final de construcción. Su inversión demandó 3 millones de dólares como resultado de una “donación”, de la sede diplomática yanqui (por supuesto, como una estrategia del gobierno de Barack Obama), para facilitar las operaciones de espionaje y control de su primer centro de operaciones del Comando Sur, en la República Argentina. 
Para “celebrar” el acontecimiento, solo basta la tener en cuenta la declaración del comandante estadounidense Edwin Passmore quien afirmó: “Solo resta equipar con tecnología de informática y amoblar para luego culminar con una capacitación al personal”, señaló, después de una reunión con el gobernador del Chaco, Jorge Capitanich.
En la reunión, realizada en el salón de Acuerdos de Casa de Gobierno (Gobernador Felipe Gallardo), estuvieron presentes el comandante Edwin Passmore; la formadora de emergencia de la embajada de Estados Unidos, Silvia Maurizio y el representante de la Agencia de Inversión, Comercio Exterior y Relaciones Internacionales del Chaco, Marcos Sotelo.  Passmore confirmó que la construcción había sido acordada hace dos años entre el gobernador, Capitanich, y el ex embajador Earl Anthony Wayne, actualmente embajador en México.
Por supuesto, la tapadera define la nueva base estadounidense como un centro para ayudar en caso de desastre o epidemias como el dengue (enfermedad que también ha sido introducida, deliberadamente, por el gobierno de Estados Unidos, en su guerra bacteriológica contra algunas naciones del área. Por ejemplo, Cuba).
Según declaraciones publicadas, Capitanich, convocó a los representantes del gobierno de Estados Unidos para construir una relación estratégica entre América del Norte y América del Sur, de manera que Washington pueda reposicionarse como una potencia mundial; “voy a defender esa idea”, aseguró. Por supuesto, la expresión deja claro el panorama político de este gobernador que también es ministro de gobierno en Argentina, con respecto a su influencia en los futuros acuerdos, de ese país, con la administración de turno en la Casa Blanca. No se trata de un simple acuerdo de cooperación, claro está, sino de una concesión a la estrategia de dominación geopolítica de Washington. 
Es lamentable que esta incisión que representa una base militar norteamericana, en territorio argentino, condicione la situación geopolítica de la región en favor de Washington, incluso como una de las formas de invadir sin disparar un tiro. Sobre todo después del precedente histórico que representan las Islas Malvinas y la posición de la Casa Blanca para favorecer a su aliado de Gran Bretaña. Una cuestión pendiente que lacera al pueblo argentino. De hecho, estas islas, también funcionan como una base para la coalición imperial.



Para que se tenga una idea del peligro que representa esta base para esa nación e incluso de la región, específicamente, debemos considerar que la presencia militar norteamericana con sus servicios de inteligencia y espionaje sirve para evitar el establecimiento de gobiernos de corte popular socialista. El Comando Sur de Estados Unidos _basificado en la Florida, Estados Unidos_, es una fuerza de choque operativa con una disposición temprana para el análisis de inteligencia y de acción combativa como fuerza de tarea rápida. 
Es considerado uno de los diez Comandos Combatientes Unificados (Cocom) del Departamento de Defensa norteamericano. Recomiendo al lector tener en cuenta el trabajo de subversión y espionaje realizado por el, exsecretario de defensa León Panetta, como parte de la ofensiva del presidente Obama en su guerra para restablecer el control del Caribe y Latinoamérica. El señor Panetta, fue nombrado director de la CIA (enero de 2009) y director del Pentágono (30 de junio de 2011).
Durante una visita a tres países sudamericanos, a bordo del avión militar que lo transportaba, el señor Panetta declaraba: “Verdaderamente intentamos desarrollar una parte clave de nuestra estrategia de defensa, para reforzar algunas alianzas muy innovadoras en una región del mundo muy importante (Latinoamérica y el Caribe), que representa un interés clave de seguridad para Estados Unidos”. 
Panetta realizó, en aquella ocasión, tres escalas: en Colombia reafirmó la vocación del Plan Colombia (recuérdese que es un plan de la CIA) de "exportar seguridad" a los países de la región, en particular a Centroamérica y México (un país totalmente devastado por la violencia generada en los carteles de las drogas y las consecuencias, directas, del Tratado de Libre Comercio para América del Norte que integró junto a Canadá y Estados Unidos (TLCAN), destruyéndose la estructura agraria de la nación azteca y sucumbiendo en una crisis que alcanza todos los sectores: político, social y económico en ese nación. Para colmo han sido evidentes las demostraciones de vínculos de oficiales de la DEA y el propio ejército de Estados Unidos en el traslado de la droga que se introduce en Estados Unidos); en Brasil intentó lanzar un anzuelo cargado de promesas para acercar a la sexta economía del mundo a la órbita de Washington; finalmente, en Chile su visita coincidió con la apertura de la primera base militar del Comando Sur, en ese país, especializada en la guerra urbana. ¿Son casuales las actuales imágenes de guerra urbana entre estudiantes y militares chilenos?
El Comando Sur, establece su área de acción operativa en más de 31 países y abarca alrededor de 15,6 millones de millas cuadradas (unos 24,9 ‎millones de kilómetros), en el hemisferio sur. Está integrado por efectivos militares y civiles que representan las fuerzas del Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Marines, Guardia Costera y varias agencias federales, además de centros de inteligencia y control geográfico de espionaje satelital avanzado.
Esta fuerza conjunta posibilita intervenciones militares relámpagos a partir de unidades de operaciones especiales conjuntas, fuerzas de tarea conjuntas (Joint Interagency Task Force) y Oficinas de Asistencia para la Seguridad (agréguese de los intereses de los círculos de poder, Tea Party, que controlan el gobierno de Estados Unidos). La autoridad del Comando Sur se ejerce a través de los comandantes de estos componentes militares, no de los gobiernos donde se basifican.
El reajuste de la política de dominación y control de la Casa Blanca para América Latina y el Caribe se reforzó a partir de la reactivación de la Cuarta Flota (abril de 2008) _ que estuvo fuera de servicio durante 58 años_ con el pretexto de luchar contra el narcotráfico (una de las vías de desestabilización de la región) y de erradicar la presencia de combatientes de Hezbolá, en la llamada triple frontera que incluye a: Argentina, Brasil y Paraguay. También refuerzan la tesis de dominación mundial y controlar la influencia de relaciones comerciales de China y Rusia con países de América Latina y el Caribe. En cuanto a estas últimas naciones, la referencia resulta muy directa: Cuba (en el centro del Caribe) y Venezuela (asediada por grupos paramilitares que actúan desde Colombia (léase Plan Colombia, como parte del programa de subversión y desestabilización, incluye ataques mediáticos, preparados por la CIA).
Por supuesto, la mención de combatientes de Hezbolá, es una forma mediática de llamar la atención frente una supuesta lucha contra el terrorismo y donde el gobierno de Estados Unidos es el gendarme mundial. Terrorismo de estado que realiza el imperialismo norteamericano con sus guerras en naciones del Oriente Medio para controlar los recursos petrolíferos, acuíferos (entre ellos, aguas fósiles) y minerales entre otros. Claro está Washington no se puede atacar a sí mismo, salvo cuando las circunstancias apremian. Los ejemplos para ilustrarlos sobran: voladura del acorazado Maine, para intervenir al final de la guerra cubano-española y apoderarse del triunfo de los cubanos en aquella cruenta lucha por la independencia de la Mayor de las Antillas. El asesinato de JFK, después que el presidente norteamericano reconociera la participación de tropas de su país y el fracaso de la invasión por Playa Girón y que representó la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina. Las torres gemelas del Nueva York Trade Center, para intervenir en Iraq. Solo por citar tres ejemplos en momentos históricos diferentes.
El equipamiento naval de la Cuarta Flota es similar al de la Quinta Flota, estacionada en el Golfo Pérsico y la Sexta Flota, en el Mediterráneo: portaaviones y varios submarinos capaces de operar en una superficie de 11 200 km² de Norte a Sur y 4 800 km² de Este a Oeste.
Por supuesto, a pesar de la existencia de una OEA (obsoleta) nunca se informó, de esta reactivación, a los gobiernos sudamericanos. Algunos expusieron su preocupación y sorpresa. Paradójicamente, para el caso del Comando Sur, en Chaco, fueron los gobiernos de Argentina y Brasil, quienes preguntaron (al Departamento de Estado de Estados Unidos), cuáles serían las misiones de la flota relanzada. Por su parte, el desaparecido líder venezolano, Comandante Hugo Chávez, declaraba que los aviones (de fabricación rusa) Sukhoi Su-30, por entonces, recientemente adquiridos, podrían hundir cualquier nave estadounidense que invadiese aguas venezolanas.
Incluso, en uno de sus análisis el líder histórico de la Revolución cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro, también advertía que la IV Flota podría provocar nuevos incidentes como los ocurridos entre Ecuador y Colombia. Citaba, como ejemplo, las consecuencias del bombardeo colombiano al suelo ecuatoriano de Angostura, en marzo del año 2008.
La Casa Blanca, asume que la IV Flota podrá emprender acciones conjuntas con las fuerzas navales de países "amigos", mediante las maniobras conjuntas que condicionan momentos de tensiones y amenazas contra y entre los países del Sur. 


 Nota:
Agradecimientos a Oscar Luis Ferreiro (y los datos ofrecidos, en Facebook, por Pepin Cordero), por su colaboración para realizar esta nota. También a las fuentes de donde salieron los elementos fundamentales para realizar este artículo.







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