Raúl
San Miguel
Ilustración:
Samuel
Foto:
Tomada de la Internet (Perfil de C.B)
"... No quiero estar donde estoy
de más.
No quiero estar donde no me
quieren..." (C.B)
Hace
un tiempo comencé a escribir un artículo y, como me ocurre a veces, surgió
primero el título, pero se quedó allí, sobre el resto del papel vacío, huérfano
del resto de las ideas dibujadas en letras… y debió esperar más: en una larga
fila de ideas coladas, incapaces de esperar su turno hasta el punto de
mantenerme despierto (en forma impertinente, impenitente y constante) durante
toda una madrugada, mientras escribía fragmentos de guiones (28 breves diálogos
en tan solo tres horas, no sé si es un récord) para una serie de historietas,
también en la cola de dar a luz.
En
esos menesteres y en pleno desenfado de la creación, descubrí (valga toda mi
ignorancia) la existencia de un escritor llamado Charles Bukowsky, y he reído
como hacía tiempo no lloraba. Fue así que se me ocurrió culparlo de la muerte
de Lola, la protagonista occisa de una frase utilizada por los cubanos para
definir la puntualidad (cosa rara entre mis coterráneos) en las tres de la
tarde. “La hora en que mataron a Lola”. Justo
en ese horario leí:
"¿Ha
habido alguna vez algún instante de justicia para los pobres? Toda esa mierda
sobre la democracia y las oportunidades con las que los alimentaban eran sólo
para evitar que quemaran los palacios. Claro, de vez en cuando había un tipo
que salía del vertedero y lo conseguía. Pero por cada uno que lo conseguía
había cientos de miles enterrados en los barrios bajos o en la cárcel, o en el
manicomio o suicidados o drogados o borrachos. Y muchos más trabajando por un
sueldo de miseria, desperdiciando sus vidas por la mera subsistencia. La
esclavitud no ha sido abolida, solamente se ha expandido para incluir a nueve
décimas partes de la población. En todas partes. Santa Mierda".
Y firmado:
Charles
Bukowsky
Sencillamente
genial. Lo digo pensando en quienes pretenden hacer valer su verdad como si
fuera la luz del sol, mediante esa fatídica tendencia de justificar una pureza,
lamentablemente, inexistente cuando millones de seres humanos son víctimas de
todas las variantes de violencia inventadas por nuestra especie. Lo digo porque,
en estos momentos, se refuerza en la gravedad de los hechos de terrorismo que estremecen
el mundo y lo hacen girar en sentido contrario. Para colmo, las tragedias
vividas por pueblos enteros (del llamado Tercer Mundo), se multiplican,
millones de personas en todo el planeta son marginados, expoliados, expuestos a
las guerras, masacrados y asesinados. Segundo a segundo durante años, se
evapora la posibilidad de detener el genocidio de nuevas víctimas antes de
llegar a convertirse en noticias y cifras en las redacciones de los diarios, o
son silenciadas, ninguneadas por quienes controlan el, supongo, Primer mundo…
¿Dónde estoy…? Creo que me perdí en la disertación sobre este Charlot Bukowsky
que me hace reír de tanto llorar de tanta verdad en sus textos. No sé si hago
bien o mal, pero al menos me hizo bien el
villano que descubrí, en mi bendita ignorancia, justo a la hora en que mataron
a Lola.
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