Raúl
San Miguel
Cada
vez resulta más difícil encontrar un punto de engaño para confundir a quienes
siguen el show de las elecciones por la presidencia de los Estados Unidos. Esta vez el juego, por partido doble, entre
demócratas y repúblicanos, conformaron el dueto de la buena y el malo,
interpretados por dos figuras contrapuestas desde lo mediático, pero enlazadas
por un denominador común: favorecer la continuidad de los controles
establecidos por el círculo del poder para mantener el control de cualquier
administración en la Casa Blanca.
Hillary,
está predeterminada a ocupar la Oficina Oval, después que su predecesor
quebrara uno de los mitos en la historia de los Estados Unidos: la presidencia
ocupada por un hombre representativo físicamente de los afroamericanos; aunque
el propio Barack, ha considerado dilucidar tal semejanza al decir que es
norteamericano…, y punto.
Ahora
toca el turno a una mujer. Especialmente preparada por su experiencia como
primera dama, a la derecha del ex mandatario Clinton.
En su hábil
demostración de inteligencia, la futura presidenta de Estados Unidos viajó a
Miami, para completar su campaña electoral en el estado banana, que decide los
puntos necesarios, como ha ocurrido en casi tres décadas. Lo hace junto al ex vicepresidente, Al Gore,
reconocido por su interés de promover la defensa de incluir medidas urgentes
para evitar el cambio climático.
En
su discurso, la señora Clinton, mostró la forma de pifiar en cuanto a qué
omitir y de qué hablar, cuando dijo una verdad de Perogrullo, al vincular
al huracán Matthew con el resultado del
calentamiento global, pero sin explicar cuál es su programa para evitar que los
Estados Unidos, el primer emisor de contaminantes al medio ambiente y el país
que se negó a firmar el Protocolo de Kyoto, continúe generando las principales
causas del desastre a escala global.
Señaló,
en forma indefinida –a pesar de los datos que manejan sus asesores- que
"más de mil personas" murieron en Haití y otros países debido al paso
de Matthew, incluyendo al menos 16 en los Estados Unidos”. Agregó que: "El
cambio climático amenaza nuestra seguridad nacional".
"Es por
eso que tiene un plan de acción global para hacer de Estados Unidos la
superpotencia de energía limpia del siglo XXI, creando millones de puestos de
trabajo bien remunerados, y protegiendo el futuro de nuestros hijos y
nietos", aseguró la futura presidenta norteamericana.
Según
sus palabras, es evidente que los Estados Unidos, comenzarán una nueva etapa en
su estrategia de dominación geopolítica, al condicionar su posición de observante
de quién cumple o no, a quién culpar y hasta a quién invadir cuando se trate de
culpar a alguien por un desastre natural.
*Truco
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