lunes, 21 de junio de 2010

Caballo de batalla


Entrevista al escritor y periodista cubano Miguel Terry Valdespino.


Lo imagino sobre un enorme caballo de madera que se apoya en un interminable trebejo. Pluma en ristre, yelmo y coraza de papel, espera. Sé que no enfrenta molinos de viento, sino a sí mismo. Quizás por eso nunca ha dejado de sonreír detrás de la cierta melancolía que se advierte en sus ojos. Sin embargo, siempre fue así. Al menos desde que nocturnábamos; aún con el uniforme de verdeolivo entre los pasillos del entonces preuniversitario militar República de Panamá, en Güines.
Un año después escalábamos la colina universitaria como parte de una avalancha de jóvenes que siempre (por la madurez mostrada y la patilla más abundante) nos creyeron alumnos del último año. Por supuesto, el propósito de publicar una obra literaria no pasaba de ser una quimera compartida entre las humeantes tazas de infusión en la otrora Casa del Té, en la misma esquina (G y 23) de la Facultad de Periodismo de la Universidad de la Habana.
Sin embargo, Miguel Terry Valdespino ganó el raro privilegio de escalar ese nivel que confiere el rango de escritor en ese implacable tablero que es la vida. Tal vez, por ese motivo, después de tantos años, esperé la oportunidad de entrevistarlo; precisamente ahora cuando Escribas en el Estadio lo coloca del otro lado de la creación literaria y lo enfrenta al mundo, muchas veces, desconocido del compilador.
__¿Cómo valoras tu participación en este nuevo libro?
__Debo aclarar que resultó una experiencia agradable reunir un grupo de colegas, justamente 26 escritores, para materializar un proyecto que gritaba fuese realizado. Quizás por esta razón los participantes no rechazaron ser incluidos, sino que cooperaron a pesar de restar un espacio al escaso tiempo disponible en función de sus propios compromisos.
"En ocasiones este tipo de llamado crea ciertas expectativas que no siempre alcanzan la aceptación de los convocados. Sin embargo, uno de los primeros talentos que accedió fue el novelista Leonardo Padura Fuentes. Considero que influyó en él su pasión por el béisbol y la necesidad de aportar, con su escritura, a una obra ya de por sí polémica como el tema que aborda.
"Así vimos abrirse las puertas de otros. De esto pudiera hablar mucho más Francisco García a quien, se le ocurrió además, que el prólogo lo escribiese Félix Julio Alfonso, el joven profesor del estelar programa: Escriba y Lea y autor de varios libros relacionados con la pelota, un verdadero erudito en el tema de las bolas y los strikes.
"De la misma forma reconocemos la participación del artista plástico batabanoense, Vicente Hernández, quien donó la obra que aparece en la portada de Escribas en el Estadio".
__¿Este volumen logró satisfacer las expectativas que le llevaron a la reciente Feria?
__Es un proyecto que me dio mucha satisfacción personal. Pienso que pudiera convertirse en un punto de partida en cuanto al tratamiento del fenómeno beisbolero que tanto disfruta el pueblo cubano. Precisamente porque nace como parte de los sentimientos de un público conocedor y no ajeno a las increíbles situaciones que vinculan este deporte con otros aspectos de la vida nacional. Incluso a los estadios acuden muchísimos escritores y artistas. Existen cientos de libros dedicados a esa disciplina. Incluso nuestro poeta nacional, Nicolás Guillén, tiene un poema a Martín Dihigo, uno de los grandes. También lo hicieron Retamar, Carlos Esquivel y José Antonio Taguada, entre otros.
__Escribir siempre resulta un sacrificio "personal" que involucra a la familia. ¿Lo valoras así?
__En mi caso este sacrificio resulta doble. Soy padre de una niña. La paternidad es un acontecimiento que se convierte en la obra maestra de un hombre. De hecho participas en la creación de una persona. Después viene la formación de esos primeros valores que conducen a la educación y cuyo peso recae en la familia. En mi caso se llama María Fernanda, una mulata de carácter fuerte sin la cual no podría imaginar mi vida. Recuerdo que hacía diez años no escribía una obra de teatro. Cuando por fin pude volver a escribir una, se la dediqué a ella y tuvo tan buena suerte la obra de que la premiaron en Cuba y en República Dominicana. Desde entonces supe que todo lo que esté vinculado a mi hija, para mí, significa luz. Por ejemplo, nunca había escrito una décima, y un buen día me vi escribiendo varias para esa pequeña belleza de ojos claros".
__O sea, has asumido una gran responsabilidad al convertir en musa a tu hija.
__Reconozco que una parte de mi inspiración es para ella y por ella. Otras veces atravieso por momentos que no son tan sonrientes. Uno de ellos ocurrió a principios de este año, cuando peor me sentía físicamente debido a una gripe que me quebró hasta los huesos y obligó a recluirme y permanecer en cama. Apenas podía moverme. Como si la fatalidad no bastara sufrimos, en la familia, una pérdida: el padre de mi esposa, al que todos llamábamos Guille, un hombre generoso y fraterno. Fue una muerte en circunstancias muy amargas, sorprendentes.
"Yo, por mi parte, en aquel estado de salud tan insufrible agobiado por la noticia devastadora, de pronto, y no sé por qué tomé un impulso tremendo para volver a escribir __ya me había sucedido algo semejante durante el camino al hospital donde se hallaba ingresado mi padre (quien falleció años antes que el suegro de Miguel Terry). Se me reveló, de pronto, la manera de resolver el enigma principal de la novela Caballo de Batalla. Tal vez alguna fuerza divina o terrenal me estaba susurrando: La vida es breve, aprovéchala.
"Si sabes escribir, pues escribe todo lo que puedas. Debes tener en cuenta que no vivirás eternamente para hacerlo. En ese sentido, existe una frase demoledora de Jean-Paul Sastre: La vida es un chispazo entre dos tinieblas. Si eres artista, aprovecha ese chispazo, si no lo eres, aprovéchalo también. Eso estoy haciendo: escribir a cualquier hora.
"Terminé un cuento titulado: Todos queremos al poeta y un relato de casi 20 páginas que dediqué a mi amigo: el pintor y músico bautense Karoll William Pérez. Le titulé: Últimos desnudos de Eva Braun. Pronto terminare otros dos, una obra de teatro y posiblemente concluya Caballo de Batalla.
"Según el escritor Alberto Guerra la buena vida solo sirve para escribir malas páginas. No puedo afirmar radicalmente que sea o no así; pero ciertos encontronazos y desamores, irrefutables momentos (de por sí duros) hacen estallar eso que unos llamamos musa y otros inspiración.
__He tenido la satisfacción personal de conocer a una mujer como María del Carmén Terry Valdespino. De hecho se ubica entre una de tus más fervientes admiradoras. ¿Hasta que punto influyes o no en su trabajo literario?
__Mi hermana María del Carmen confiesa ser mi primera lectora. Es decir, la que con más inteligencia me lee. Sé que ustedes son amigos. Por tanto, evitaré decir lo que ya conoces. Ella escribe, lo hace bien, pero también busca su propio camino. En cuanto a mi otra hermana, Marisol, puedo decir que no para de conversar con mis lectores. De mi esposa, Ada Francisca, admiro que tiene un impresionante detector de la merd (terminé la frase en francés) en la literatura errores y pifias que otros, ni siquiera yo, pueden ver. Y no te asustes con esto de publicar la tempestiva frase, es un término que inventó Ernest Hemingway, quizás el más importante escritor norteamericano del siglo veinte y también un maestro del periodismo universal. Quizás tengas licencia para hacerlo. (Prefiero mantener la norma del periódico).
__¿Qué ocurre cuando miras el camino y sabes que detrás, quizás el polvo o la lluvia pueden haber borrado tus huellas?
__El hombre siempre debe mirar hacia delante, sin olvidar lo que aprendió. Así me ocurre cuando vuelven las imágenes de aquella tarde de julio de 1989, en que nos graduamos de licenciados en Periodismo. Hasta hoy, ha corrido mucha agua bajo el puente, para decirlo como el poeta chileno Nicanor Parra. Y también mucha sangre. Me han pasado cosas buenas, regulares y desastrosas. Me acosté con una noticia terrible, me desperté con una magnífica Escribí, padecí, estuve triste, traté de ser feliz. Porque no ser feliz es el peor error que pueda cometer un hombre, según Jorge Luis Borges. Observé la manera en que envejecían y morían otros, pero también la manera en que otros llegaban al mundo. Resulta oportuno evocar al poeta chileno Pablo Neruda y también digo: Confieso que he vivido (la autobiografía que recoge un pasaje, entre los mineros, que ilustra una vivencia que pudo ser tomada por Gabriel García Marquez, en uno de los capítulos del libro: El amor en los tiempos del cólera) Espero, todavía, dar algunos sustos.
__Dicen que la escritura es una tarea solo comparada con la soledad del corredor de fondo. Volvamos a Escribas en el estadio ¿En lo particular cómo le resultó concebir y posteriormente asimilar el impacto de una obra compartida con otros escritores?
__Es cierto. Cuando haces un libro de manera individual no piensas siquiera en el esfuerzo realizado por un compilador. Es alguien al que no se le ve como un creador. Considero que no es así. Se requiere visión y talento para lograr ese trabajo. Igual ocurre con el editor. En este caso, no aparece su nombre en la portada, pero su labor es imprescindible y mucho de su acento intelectual queda impregnado en el resultado final. Participar desde el otro lado es una experiencia novedosa, aguda, interesante y profunda. Es la obra del orfebre que culmina la pieza cuando pule el metal, lo purifica y embellece.
"En este caso he descubierto que el béisbol permite abordar diferentes conflictos humanos. Pensábamos más en el lector que en nosotros mismos. Quisiera que se imprimieran cientos y cientos de ejemplares, no para ganar dividendos sino para satisfacer este particular sentimiento que me lleva a defender este libro más que a toda mi obra anterior.
"Puedo decirlo, más aún, cuando recuerdo la expresión de Víctor Fowler, ganador del premio Nicolás Guillén, de poesía 2007. Dijo: "libros como este no se han publicado en Cuba". Por su parte, Alberto Guerra lo calificó (tempranamente) de "acontecimiento latinoamericano" y no exageró. Existen miles de volúmenes realizados por estadounidenses, obras que han sido llevadas al cine, testimonios, autobiografías; incluso el escritor norteamericano Philip Roth, potencial candidato al premio Nobel, posee una amplia colección de diferentes obras".
__¿Te consideras un fanático de este deporte?
__Antes lo fui. Me enfermaba cuando no había juegos de pelota en la televisión. La visión del estadio y sus luces, en la pequeña pantalla, me resultaba impresionante. Quizás más que el avistamiento real de un ovni. Formaba parte de mi fantasía. Más aún cuando las Olimpiadas del 76 llegué a pensar que Cuba se llevaría el primer lugar porque era el planeta de la pelota. Me ocurrió algo así como la llegada del primer amor.
__¿Y ahora?
__La sigo queriendo. Vivo la intensidad de aquellos primeros momentos, pero con el alma madura, orientada a otros propósitos. Sin embargo, debo hablar por él, a Francisco García le ocurrió lo contrario: se ha convertido en un fanático. Defiende los colores del equipo Habana. Antes no era así. Creo que la pelota es un deporte que provoca adicción. Se puede llegar a perder hasta el apetito.
Miguel Terry, se prepara para debatir temas imprescindibles de la Cultura cubana en el próximo Congreso de la UNEAC.
NOTA: Antes de realizar esta entrevista. Mucho antes siquiera de conocer a Terry, durante mi infancia, corría detrás de las bolas perdidas en los espléndidos batazos que estremecían el estadio del Cerro. Después todo se apagó cuando en mi juventud el destino me llevó a otros caminos. Sin embargo, al llegar este libro he percibido nuevamente el incomparable aliento a cuero alisado del guante beisbolero y la quemazón de un strike lanzado como bola de fuego. Gracias a todos los que hicieron esta obra. Los textos dentro de los paréntesis fueron insertados por el editor.

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