domingo, 13 de marzo de 2011

¡Fredesvinda y Rigoberto, Ibbaé!



Raúl San Miguel

Fotos: Lázaro Alonso

Dicen que fue Rigoberto Rodríguez, el santero más grande que tuvo Madruga. Había nacido en esta localidad habanero el 20 de febrero de 1910, y se inició en la Santería en 1937, bajo la consagración de la Santísima virgen de la Caridad del Cobre (Ochún). Murió el primero de marzo de 1975, para entonces estaba unido en matrimonio con Fredesvinda Rosel Rosel (Fredy), conocida por la Reina del Palacio de los Orichas y quien hace unos días “regresó a la tierra” cubierta bajo el manto de sus orischas, a los cuales dejó un espacio convertido en museo-templo en madruga.

Tras estas paredes vive un mundo real y maravilloso que envuelve al visitante, entre orichas y leyendas, y el encanto de Fredy, santera y excelente promotora cultural, nominada en el año 2000 para el Premio Nacional de Cultura Comunitaria.



"Para hablar de mí –relató en entrevista concedida a Juan Ramón Rodríguez Gómez y Giezi Rodríguez Perdomo-, primero hay que hablar de Rigoberto el hombre de la raza blanca que supo amar a sus orischas de la religión Yorubá) . Todo se lo debo a él. Tuvo más de 400 ahijados. Imagínate, él fue quien introdujo la iniciación en Madruga. Cada 12 de septiembre (Día de la Caridad del Cobre), salíamos en procesión, acompañados por la orquesta de José Urfé, por la noche, hacíamos un gran baile con la orquesta."

Hace años, Fredy puso la casa al servicio de la cultura cubana, pero no ha dejado de celebrar sus fiestas en ella. Por allí han pasado miles de personas, buscando conocer los más profundos secretos de la religión yoruba, entre ellos, embajadores, escritores y artistas, como el cantante catalán Joan Manuel Serrat, o los cubanos Rosita Fornés, Héctor Quintero y Luis Carbonell.

"Muchas de las piezas que aquí se conservan las he expuesto en varias oportunidades. En el 81, como parte del Atlas de la Cultura Cubana, las mostré a los madruguenses, las vieron 15 000 personas. También las he llevado al Palacio de bellas Artes, a la Casa de África, a los Teatros Mella y América, al Palacio del segundo Cabo,..."

Mientras escribo recuerdo su sonrisa afectiva y tierna, su mirada sabia y el secreto de los orishas, protegidos por guerreros y egguns que la acompañan.
¡Ibbaé, Fredesvinda!

En la foto Casa-templo-santuario. Ahora patrimonio de Madruga

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