sábado, 2 de abril de 2011

Integridad necesaria



Foto: Archivo personal

El Centro para la Integración Latinoamericana y Caribeña (CILCA) y la Universidad Nacional de Rosario convocaron al primer Coloquio Internacional “De las revoluciones de independencia a la integración emancipadora de Nuestra América”.

Reflexionar sobre la actual coyuntura, signada por la reconfiguración del mapa político de la región, constituye uno de los propósitos del encuentro, que formará parte de los homenajes por el 83 aniversario del natalicio de Ernesto Che Guevara.

Los participantes debatirán además sobre cómo incidir en el actual proceso de transformación en marcha en distintos países latinoamericanos y que tiene como principales protagonistas a viejos y/o nuevos movimientos sociales, sostiene la convocatoria.

El coloquio sesionará del 14 al 17 de junio próximo en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la universidad rosarina y lo hará a través de paneles, talleres, y la presentación de libros, revistas y películas.

Entre las temáticas que serán debatidas en el evento figuran Pasados, presentes y futuros de la deuda externa latinoamericana; Lucha antimperialista. Política de Seguridad y Defensa en América Latina; y Política, ambiente y producción sustentable.

También, Dimensiones de la reforma agraria en el siglo XXI; Intereses corporativos y monopolios multimediáticos frente al derecho a la información y la libertad de expresión. Los medios de comunicación públicos como alternativa; y La reforma universitaria y su proyección latinoamericana.

El Che y el discurso de Punta del Este (1961): La integración latinoamericana y caribeña y el socialismo, así como un repaso a más de un siglo de experiencias de solidaridad continental antimperialista, serán otros de los ejes en torno a los cuales girarán los debates en el coloquio.

Fragmento del discurso del Comandante Ernesto Che Guevara en la quinta sesión plenaria del Consejo Interamericano Económico y Social, en Punta del Este, Uruguay.
Pronunciado el 8 de agosto de 1961

“…una de las delegaciones aquí presentes nos hizo el regalo de una cita de Martí para iniciar su intervención. Contestaremos, pues, a Martí con Martí. A Martí con Martí, pero con el Martí antiimperialista y antifeudal, que murió de cara a las balas españolas luchando por la libertad de su patria y tratando de impedir, con la libertad de Cuba, que los Estados Unidos cayeran sobre la América Latina, como escribiera en una de sus últimas cartas.

En aquella Conferencia Monetaria Internacional, que el señor Presidente del Banco Interamericano recordó hablando de los setenta años de espera, en su alocución inaugural, decía Martí:

«Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra manda, el pueblo que vende sirve; hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertad; el pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere salvarse vende a más de uno. El influjo excesivo de un país en el comercio de otro se convierte en influjo político. La política es obra de los hombres, que rinde sus sentimientos. Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro se hace servir de él. Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio a los que necesitan de él. El pueblo que quiere ser libre, sea libre en negocios. Distribuya sus negocios entre otros países igualmente fuertes. Si ha de preferir a alguno, prefiera al que lo necesite menos. Ni uniones de América contra Europa, ni con Europa contra un pueblo de América. El caso geográfico de vivir juntos en América no obliga sino en la mente de algún candidato o algún bachiller a unión política. El comercio va por las vertientes de tierra y agua y detrás de quien tiene algo que cambiar por él, sea monarquía o república. La unión con el mundo, y no con una parte de él; no con una parte de él contra otra. Si algún oficio tiene la familia de repúblicas de América, no es el de ir de arria de una de ellas contra las repúblicas futuras.»

Seguidamente el Che continuaba:

«Una nueva etapa comienza en las relaciones de los pueblos de América», dice, y es cierto. Sólo que esa nueva etapa comienza bajo el signo de Cuba, Territorio Libre de América, y esta Conferencia y el trato especial que han tenido las Delegaciones y los créditos que se aprueben, tienen todos el nombre de Cuba, les guste o no les guste a los beneficiarios, porque ha habido un cambio cualitativo en América, como es el que un país se pueda alzar en armas, destruir a un ejército opresor, formar un nuevo ejército popular, plantarse frente al monstruo invencible, esperar el ataque del monstruo y derrotarlo también.

Y eso es algo nuevo en América, señores; eso es lo que hace hablar este lenguaje nuevo y que las relaciones se hagan más fáciles entre todos, menos, naturalmente, entre los dos grandes rivales de esta Conferencia.

Cuba, en este momento, no puede ni siquiera hablar de América solamente. Cuba es parte de un mundo que está en tensión angustiada, porque no sabe si una de las partes -la más débil, pero la más agresiva- cometerá el torpe error de desencadenar un conflicto que, necesariamente, sería atómico. Y Cuba está atenta, señores Delegados, porque sabe que el imperialismo sucumbiría envuelto en llamas, pero que Cuba también pagaría en sus carnes el precio de la derrota del imperialismo, y aspira a que ésta se produzca por otros medios. Cuba aspira a que sus hijos vean un porvenir mejor y a no tener que pagar el precio de la victoria con la vida de millones de seres humanos destruidos por la metralla atómica.

La situación está tensa en el mundo. Aquí estamos reunidos no sólo por Cuba, ni mucho menos. El imperialismo necesita asegurar su retaguardia, porque la batalla está en todos los lados, en un momento de profunda angustia”.

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