jueves, 12 de febrero de 2015

La negociación interminable





Raúl San Miguel

Foto publicada por Cubadebate

“Buscamos la solidaridad no como un fin
sino como un medio
encaminado a lograr que nuestra América
cumpla su misión universal”. (José Martí)

Recientemente un reporte de prensa explicaba las críticas al sostenimiento de Radio y Televisión Martí, con el propósito de enviar propaganda subversiva contra Cuba. Escribí en este blog mis criterios al respecto. Una vez más considero lo que es ya tangiblemente público: el acercamiento diplomático del gobierno de Estados Unidos a Cuba, condiciona la nueva táctica para sostener la estrategia de derrocar la Revolución y el Socialismo que defiende el pueblo cubano. Washington ha demostrado que sus intereses en la Isla, no son ajenos al proyecto de anexión futura y definitivo control del resto de las naciones de Latinoamérica.
Más reciente el propio señor Barack Obama, presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha reconocido que su gobierno a veces tiene que “torcer el brazo a países” cuando no se subordinan a los deseos de Washington. Más claro ni el agua. El fin de una política de hostilidad, presiones y agresiones directas e indirectas (a través de grupúsculos mercenarios dentro y fuera de Cuba) en la distancia, justifica el nuevo derrotero de la Casa Blanca. Todo lo demás es puro show mediático entre las fuerzas –que realmente existen de oposición al establecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, por parte de la ultraderecha representada por los congresistas Lincoln Diaz-Balart e Ileana R.Lethinen, a los cuales se suma, con mucha intensidad, el señor Marcos Rubio, entre otros- porque, en Estados Unidos existe un solo partido: Demócrata-Republicano, en esta simbiosis se concentran los rostros que representan los círculos del poder.
En la entrevista concedida por el señor Obama, al portal estadounidense Vox, según reporta RT, hace un juego de palabras al explicar que su política exterior tiene una “dosis de realismo”, por lo que EE.UU. “en ocasiones tuerce el brazo a los países cuando no hacen lo que queremos”.
Más cínico no puede ser, si tenemos en cuenta que es una proyección del pensamiento imperial hacia todos las naciones que no se pliegan a Washington ni por la fuerza, ni las presiones políticas o la aplicación del bloqueo genocida contra Cuba por más de cinco décadas.
Dice el señor Barack:
“Pienso que si no tuviéramos el punto de vista realista de que hay gente mala alrededor nuestro que está tratando de hacernos daño (…) si no tuviéramos esa dosis de realismo no alcanzaríamos nuestros objetivos”, dijo al responder la pregunta de si considera que su política se corresponde a la filosofía del ‘realismo político’.
En realidad hay gente con mucho poder y muy mala, pero Estados Unidos no se puede invadir a sí mismo, salvo para sofocar (como ha ocurrido recientemente) las protestas por el asesinato de jóvenes negros, con toda la fuerza policial dotada de armas empleadas en sus acciones de coalición imperial contra las naciones a cuyos pueblos pretenden borrar de la faz de la tierra.
El propio premio “novel” de la Paz (insisto en que jamás ha ganado esa condición) expresa que:
“Tenemos el Ejército más fuerte del mundo y en ocasiones tenemos que torcer el brazo a los países si no quieren hacer lo que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces militares”, añadió. ¡¿Más claro?!
El mensaje tiene un contenido directo en cuanto a la política exterior de su gestión al frente del gobierno federal de la Unión y una demostración de que, cada paso, no se aleja de las pretensiones de las administraciones anteriores contra Cuba, aunque no la mencione directamente. De hecho pretenden tener lista la sede diplomática oficial en La Habana, lo más pronto posible.
Una instalación de este tipo, con todas las prerrogativas diplomáticas y las que sostiene el gobierno de Estados Unidos, multiplicará las acciones de sus funcionarios en todo el territorio cubano para fomentar y potenciar a los grupúsculos de la contrarrevolución: sus mercenarios pagados. Nada queda al azar. Todo bien calculado.
Para sentenciar lo explícito aseguró que: “mi política exterior se basa en la fuerte creencia de que no tenemos las soluciones militares para cualquier problema del siglo XXI y tenemos que usar la diplomacia siempre que podamos”.
Este pensamiento concreta la política exterior del “golpe suave” cuando en realidad se torna más directa y agresiva.

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