viernes, 8 de abril de 2011

El derecho de matar



A nombre del gobierno de los Estados Unidos

Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

Usted puede colocar una bomba en un avión, o un teatro, un auto, en cualquier lugar del mundo sin temor a ser procesado judicialmente si responde a los intereses del gobierno de los Estados Unidos. No quisiera abundar en ejemplos, pero lo que escribo es apenas una sombra de los crímenes cometidos por el terrorista confeso Luis Clemente Posada Carriles, agente al servicio de la CIA, que resultó absuelto después de juicio de variedades (nada más cercano a un Circo, con perdón de esas personas tan serias que hacen arte para hacer reír) pero es la verdad.

Solo bastaron menos de tres horas para que el jurado acordara dejar libre de cargos a un criminal sobre el cual pesan las muertes de las personas que volaban en Cubana aquel 6 de octubre de 1976 y murieron víctimas del sabotaje organizado para hacerlo estallar con sus pasajeros a bordo. Pero existen muchos más muertos. En Venezuela, durante el tiempo que asesoró a la policía de aquel país, también murieron, por su causa, muchas personas. Los intentos probados y confesos de magnicidio suman a la larga lista de delitos, pero quedó absuelto. El jurado, por supuesto, juró sobre la Biblia que responderían a su compromiso con la verdad, pero realmente actuaron en forma contraria a su compromiso con la justicia y la palabra a Dios.

El único asunto que importaba era delimitar si podía ser encarcelado por mentirle a las autoridades de inmigración cuando ingresó al territorio de Estados Unidos a bordo del Santrina, junto a otros terroristas como Santiago Álvarez Magriñá. Por supuesto, la Casa Blanca decidió mover las fichas y articular todo un espectáculo que terminaría en El Paso, años después. Ni siquiera la palabra del entonces, y también terrorista, expresidente George W. Bush, quien prometió al pueblo norteamericano actuar de forma enérgica e impedir el ingreso de terroristas a Norteamérica. Claro está, había ocurrido el ataque del 11 de septiembre y se necesitaba iniciar un ofensiva militar imperial y expansionista por el petróleo del Oriente Medio.

Antes, George Bush, padre, había dejado en libertad a otro criminal confeso: Orlando Bosh, quien participó en el crimen de Barbados y se jacta aun de haber matado “cuatro negritas” y que “pondría la bomba hoy”. Así las cosas. De esta manera, Posada Carriles fue declarado inocente de los 11 cargos de perjurio, fraude y obstrucción de procedimiento, según el veredicto de un jurado integrado por siete mujeres y cinco hombres en su mayoría de origen hispano.

A las 11:57 de la mañana del día 8 de abril, hora de El Paso (1:57 PM, en La Habana), la jueza Kathleeen Cardone recibió una nota del jurado -que había estado deliberando en privado- avisándole que los integrantes habían llegado a un veredicto unánime. Es decir, los doce estaban de acuerdo.

En declaraciones vía telefónica desde El Paso, el abogado José Pertierra comentó que “la jueza convocó a los abogados y a los fiscales, y los integrantes del jurado entraron a la sala judicial. La jueza Cardone le pidió a Posada Carriles que se levantara, y la jueza leyó los cargos y cada veredicto. Once veces anunció, “Not guilty” [no culpable]“.

Los únicos cargos que quedan pendientes son los 73 cargos de homicidio calificado en Caracas por la voladura de un avión de pasajeros el 6 de octubre de 1976, añadió Pertierra. De esto no se hablará más. No podrá ser juzgado nuevamente en los Estados Unidos. A Washington no le preocupa qué ocurrió, cuando este terrorista le sirvió en las naciones en las cuales asesinó a nombre de sus intereses. En todo caso necesita proteger información altamente clasificada que implica a la Casa Blanca en estos crímenes.

Luis Posada Carriles, acusado de ser el autor intelectual del peor atentado terrorista en América Latina y de varios ataques terroristas contra Cuba, coordinador de acciones bélicas ilegales en Centroamérica y empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), enfrentó cargos en un caso que por primera vez en Estados Unidos incluyó evidencias y testimonios sobre sus actividades clandestinas en atentados terroristas.

Pero a pesar de miles de documentos de evidencia y múltiples testigos sobre sus actividades terroristas, en un país que dice que su enemigo mundial es el terrorismo, Posada Carriles ha gozado la vida como hombre libre, y hasta ha celebrado como héroe, en Miami, durante los últimos años.

A pesar de ser prófugo de la ley en otros países, con una solicitud de extradición por Venezuela, buscado por Interpol y haber sido identificado como terrorista peligroso por algunas autoridades estadunidenses que incluso lo tienen en su lista de personas a las que no se autoriza viajar por avión en este país, Posada Carriles no estuvo encarcelado en El Paso ni enfrentó un proceso parecido a otros sospechosos de terrorismo en este país, o en Guantánamo.

Más bien, los cargos de perjurio y fraude migratorio que enfrentó en Texas estuvieron centrados en su ingreso ilegal a Estados Unidos en 2005 y subsecuentes mentiras a autoridades sobre su papel en algunos casos de terrorismo. La mayor sentencia la ofreció, en varias ocasiones, el propio Carriles cuando aseguró que de ninguna manera el gobierno de los Estados Unidos se atrevería a juzgarlo.

En la foto, el nuevo mandatario estadounidense y "Premio Nobel de la Paz", también se reserva el derecho de matar, de proteger a terroristas y de mentir al pueblo norteamericano del genocidio que continua Estados Unidos con su política agresiva hacia el resto del mundo.

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