jueves, 3 de marzo de 2011

¿Por qué matar a un Presidente?

Raúl San Miguel

Foto: Tomada de la Internet

Hace unos días, dediqué en mi blog un artículo al Presidente Bolivariano Hugo Rafael Chávez Frías, bajo el título: “Matar a un Presidente”. Me divertía verlo montado en un caballo y sobre el cual esgrimía, brazo en alto, un mensaje dedicado a todos los revolucionarios del mundo que tienen posibilidad de enlazarse en la red social de Facebook: “Lo vamos a poner Rojo, Rojito”, y la alusión del color está clara; sobre todo para quienes saben que identificó algo más que la sangre derramada en la lucha contra la barbarie hitleriana en Europa y luego en muchos de los movimientos populares e independentistas del mundo. Significó la unidad de los pueblos que iniciaron el camino del Socialismo. Banderas que cayeron, lamentablemente por errores harto conocidos en la dirección de las antiguas naciones de la Europa del Este, y que ahora resurgen en la tierra de Bolívar y Martí como esperanza renovada para construir el Socialismo del siglo XXI.
Pero el tema que trataré, repito, es un asunto que tiene que ver con el pensamiento de los enemigos de la Revolución Bolivariana. Los que pretenden asesinar al Presidente Chávez, como intentaron hacerlo en más de 600 veces con el líder histórico de la Revolución cubana, el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz.
Me llama la atención las “señales” de magnicidio que se advierten en el ciberespacio. Quiero antes agradecer que descubrir al Presidente Chávez como el personaje del año (es mi criterio) en Twitter. Más de un millón de seguidores. ¿Por qué tanta gente sigue al Presidente Chávez? ¿Por qué insistir en el magnicidio?
Debo recordar que el propio Fidel, a quien demás se puede escribir en relación con su arrojo e inteligencia, le pidió alguna vez al Presidente Chávez que debía cuidarse. Se lo pidió de soldado a soldado, de guerrillero a guerrillero, de hombre y combatiente de mil batallas y larga vida de experiencia y enfrentamiento a los planes terroristas y atentados que apoyaron todas las administraciones estadounidenses hasta la fecha. No exagero. Matar al Comandante en Jefe Fidel es un deseo paranoico que se ha llevado al ciberespacio a través de un comanda virtual. ¿Pero acaso no se condiciona, de esta manera, la mente de un asesino?
Así ocurre con el videojuego: “Call of Duty: Black Ops”, que fuera lanzado el pasado martes en todo el mundo. ¿Cuántos adolescentes o jóvenes que ni siquiera saben dónde está ubicada Cuba y mucho menos conocieron las causas de la llamada Guerra Fría, están involucrados en el absurdo pasatiempo de matar a quien la CIA intentó eliminar (aún deben quedar algunos planes) hace más de medio siglo?



Mi pregunta puede ser extensa. Sin embargo, quiero aportar solo un dato. A Fidel, como a otros dirigentes de la Revolución cubana, lo intentaron asesinar desde los días de guerrillero en la Sierra Maestra. Incluso, uno de estos mercenarios compartió su morada de campaña (con la intención de ejecutarlo) pero no pudo hacerlo. Fidel sabía, perfectamente las intenciones de aquel traidor, pero ahí está Fidel. Aún sigue como el guía de millones de personas en Cuba y de todo el mundo.
Pues bien. Entrar al “Call of Duty: Black Ops”, armarse con una superarma, valga la redundancia, y recibir las órdenes de matar a Fidel, crea el efecto psicológico imprescindible en las mentes de aquellos que han demostrado desordenes de la personalidad y psicológicos por estar expuestos a los videojuegos durante interminables horas. Incluso, se reportan acciones relacionadas con homicidios y crímenes masivos de estudiantes que arremeten contra sus condiscípulos. Esa es una verdad.
El nuevo juego-arma de guerra psicológica está dotado con tecnología estereoscópica. Así lo concibió la empresa estadounidense Activision. Por supuesto, se ha recreado un símil del “territorio enemigo” donde el jugador pueda emplear armas y vehículos de guerra para llevar a cabo operaciones militares en un sitio como la isla de Cuba. Bien. ¿Cuál es la imagen que se tiene como precedente de la Isla de Cuba? Imagino que cocoteros, gente con maracas y guitarras, un ambiente medio hawaiano-caribeño-(con perdón de los habitantes de nuestras islas)-floridano (esta última referencia, debido a los especímenes de contrarrevolucionarios que allí tienen su morada y bases para entrenamientos, reales, como mercenarios).
Seguidamente, la primera operación que ofrece “Call of Duty: Black Ops” es la atentar contra el Comandante en Jefe Fidel, durante los aciagos días que precedieron a la llamada “crisis de los misiles”, en octubre de 1962, cuando el Presidente John F. Kennedy, representaba el poder en la Casa Blanca. O sea, un asunto que no ha podido ser olvidado, a pesar de que (según algunas versiones) la posición asumida por JFK, al negarse a lanzar un ataque militar contra Cuba, y posteriormente asumir la responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos, en la invasión de Girón (Bahía de Cochinos), le costó la vida. La tesis de que no había solo un tirador en la posición de Oswald, es más que reiterada.
Incluso, quisiera preguntar: ¿Cómo asumiría el gobierno de los Estados Unidos que una empresa de video-juegos cubana, realizara un programa para realizar algo semejante contra una persona (cualquier persona. Me refiero, también, a un simple ciudadano estadounidense)? Sin embargo, la empresa Activision, confirma que su nueva versión de “Call of Duty” permite jugar en internet hasta a 18 personas simultáneamente, lo que garantiza violentos enfrentamientos bélicos virtuales con espectaculares asesinatos.



La respuesta es simple. No lo permitirían. Puedo dar ejemplos reales y actuales con una sola pregunta. ¿Acaso el gobierno de los Estados Unidos no mantiene leyes extraterritoriales que condicionan, en tiempo real, una guerra en el bloqueo en la cual no se excluyen las armas bacteriológicas (peste porcina africana, dengue hemorrágico, cepas de plagas para destruir plantaciones de tabaco, cítricos, cultivos varios, sanciones a las empresas y filiales, buques, aeronaves, personas que son ciudadanos norteamericanos, etc), ataques directos con el empleo de mercenarios (recuérdese el de Boca de Sama), bombas en instalaciones turísticas, atentados a dirigentes de la Revolución, agresión radial y televisiva (Radio y TV Martí)?



Según el cable, que me sirvió de base para este artículo, “La lógica de este nuevo videojuego es doblemente perversa: por un lado, glorifica los atentados que de manera ilegal planificó el gobierno de los Estados Unidos (contra el líder histórico de la Revolución cubana) y, por el otro, estimula actitudes sociópatas de los niños y adolescentes norteamericanos, principales consumidores de estos juegos virtuales”. De esto hablé unos párrafos arriba. Y continúa:
“Los niveles de violencia que impregnan este tipo de productos ya han producido la alarma en Estados Unidos. En 2006 uno de los juegos más agresivos , el “GTA San Andreas”, fue denunciado en los tribunales de Alabama de haber provocado que un adolescente asesinara a tres hombres, dos de ellos policías.



Psicólogos y psiquiatras opinan que mientras en una película de violencia la actitud del espectador es pasiva, en los videojuegos uno puede ser invitado a meterse en la piel de un asesino. En la promoción del juego “The Warriors”, por ejemplo, podemos leer: “Para financiar nuestras actividades tendremos que conseguir dinero, cosa que se puede hacer de muy diversas formas; podremos entrar en tiendas, romper sus estanterías y coger objetos de valor, robar radios de automóviles y atracar a peatones que veamos”.
¿Cuántos de los actuales soldados norteamericanos en Iraq y Afganistán no tienen sus mentes podridas por estos video-juegos? ¿Cuántos no se suicidan o asesinan a sus congéneres porque regresan con sus cerebros putrefactos de una guerra de rapiña? ¿Cuántos adolescentes y jóvenes no estarán a punto de morir después de salir enfermos del “Call of Duty”?
¿Cómo matar a un Presidente? Es una pregunta que debería ser borrada de todos los video-juegos y, específicamente, de las mentalidades de quienes pretenden convertir al planeta en un lugar no habitable para ninguna de las actuales especies.Sin embargo, en los laboratorios del Pentágono y la CIA están dispuestas armas mucho más sofisticadas a través de las cuales se puede inocular un elemento patógeno que puede causar la muerte encubierto en una patología letal. En este caso no se trata de juegos, sino de propósitos que llevan detrás un plan condicionado en la estrategia de dominación mundial y la eliminación física de líderes de izquierda que apuestan por la Revolución Socialista como es el caso del Presidente Hugo Chávez Frías, en la República Bolivariana de Venezuela.

Nota: En las fotos aparecen: Frometa, vestido de camuflage, mercenario de origen venezolano. Miembro y líder de los Comandos F-4. También Luis Posada Carriles, autor del atentado contra el avión de Cubana donde fueron asesinados 73 personas, mientras volaban sobre Barbados. Imágenes de crímenes terroristas cometidos por estas personas. Personas vinculadas a Posada Carriles, entre otras. ¿No es suficiente evidencia de la actitud asumida por el gobierno de los Estados Unidos al apoyar a estos terroristas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario